domingo, 17 de enero de 2010

Delirium maritimus


Se acaba el domingo, a los currantes y a los estudiantes los estertores del fin de semana nos producen unos calambres que van del talón hacia la nuca que, en este caso me obligan a levantar la cabeza y Surprise! que diría Latixer, en la azotea del edificio, delante de mis narices, me parece ver un barco atracado bajo la luna. Es la calle Palos de la Frontera pero ni huele a mar ni se oye acento andaluz.

2 comentarios:

  1. Es que ES un barco, te lo digo yo, que sé de azoteas un montón.

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  2. Por el día se desvanece el hechizo. Se ve (o no se ve)que la oscuridad que hace pardos a todos los gatos también tiene sus ventajas.

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