domingo, 17 de octubre de 2010

Dopaje sin nada que ganar

En los contenedores de cartón y vidrio, donde en Madrid se tira indiscriminadamente el cartón, las botellas a los parientes y trastos viejos y todo lo inimaginable, me encuentro (sin buscar nada ¡eh!, yo soy el de la mano que sostiene el recipiente) este frasquito de pastillas para inflar los músculos, hace poco comentaba con un amiguete las dimensiones grotescas de estos botes y cómo serían las dosis que se autoprescriben estos aventados; él, acertadamente, sugería que tal vez esas pastillas fuesen como las de cloro para la piscina.

2 comentarios:

  1. Con ese nombre en la etiqueta no puedo evitar darme por aludida. ¡Deja de tentarme ya!, que aunque me veas sufrir en las etapas más duras, a mí se me pasa con unas dosis de patatas de jamón o tarta de plátano.

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  2. ¡Toma es verdad!, "el suero de Pro" si es que te hacen drogas nominativas. Con la que le tienen liada a Contador por un filetillo de irún

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