domingo, 18 de octubre de 2009

Ir por humor grueso y toparse con la fina estampa


En una madrileña tarde de agosto de 2009, las únicas 4 gotas de lluvia en todo el verano atravesadas por el sol indeciso, aderezaban la espera de la chica de la cita en la boca del Metro. Yo estaba buscando el escaparate de una tienda de tallas grandes que tenía un maniquí con un perímetro mayor que el del Parque del Retiro. Vamos, que buscaba una imagen grotesca y me salió al paso otra más poética. Por cierto, la tienda ha quebrado.

2 comentarios:

  1. La tienda de tus fantasías (te imagino junto al escaparate como en brazos de la estanquera de Amarcord) era de una conocida (en la calle Toledo, ¿no?). Mi familia veraneó durante muchos años en una casa de la Estación de El Espinar (de las buenas, de las de murazo de piedra) que acabó arrebatándonos. La humildad del inquilino no tiene valor ante el tsunami comprador. Allí jugaba yo al afilador con mi triciclo dando vueltas por el jardín y silbando... Murió de un ataque al corazón y las fajas no se recuperaron del susto. Era un encanto, todo sea dicho. Si no me vence la tecnología, llevaré a mi blog una foto mía de aquel escaparate como homenaje.

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  2. Latixer, estas en todos sitios -¡bueno!, que era tu barrio-; no conforme con compartir quesero mielero de nauseabundo olor a rancio y finísimo cuchillo para la cata (gratis) de queso manchego, ¡tienes documentación de aquella tienda!. Pon esa foto en Vistas Personales que voy corriendo.

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