miércoles, 7 de octubre de 2009

El abismo de los idiomas


Al ver en Jordania la alegría con que hablan, anuncian y ven la tele en árabe los aborígenes, me acuerdo de aquello que gustaba tanto a mi padre que decía:

Admiróse un portugués
de ver que en su tierna infancia
todos los niños en Francia
supiesen hablar francés.
"Arte diabólica es",
dijo torciendo el mostacho,
"que para hablar en gabacho,
un fidalgo en Portugal
llega a viejo y lo habla mal,
y aquí lo parla un muchacho."


2 comentarios:

  1. Lo más triste de esta reflexión es que es tan cierta como que yo no levanto dos palmos del suelo. ¡Yo me sigo admirando de cómo hablan los niños en su propio país! Así que no te cuento cómo se me queda el cuerpo cuando veo a criaturas de tres años que van ya por el tercer idioma sin despeinarse. ¡Qué envidia de matrimonios "mixtos"! ¿Por qué no se fijaría mi padre en alguna gibraltareña, con lo cerca que las tenía? ¿O mi madre en un americano con chanclas de los que pasean por su barrio todo el día? Porca miseria...

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  2. Tiiixxxxcher!!!!!!! que te se ve er prumero. Tú lo que quieres es ser una rubita de ojos azules

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