Esta mañana a pesar de arrastrar un handicap de 10 minutos para conseguir fichar a mi hora y con las ruedas girando sobre la nieve sin avanzar, me he visto obligado a detener mi frenética galopada hacia el curro para retratar a este personaje que, con
la sabiduría que impregna el cuerpo del que no tiene nunca prisa, me miraba pasar como diciendo: Corre, corre..
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