Las torres de Madrid
tienen para mi el efecto mágico de que cuanto más te alejas más impresionan y cuando estás al pie te viene un chulesco "pues no para tanto". Como cuando las hermanas Larrea invocaban horrorizadas ¡Jesús, María y José! y el tío Luis respondía con: Psss..., Creo que no eran de Areta.
El caso es que intentaba el otro día buscar un ángulo, con mi humilde objetivo y mi no menos humilde técnica, que sobrecogiera por su dimesión.
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