El fotógrafo furtivo, desde su puesto fijo, dispara su ráfaga (léase con voz afectada a lo Felix Rodríguez de la Fuente) contra la multitud que viene de cara. Unos siguen el curso de sus circunstancias (el que se troncha a la derecha) pero otros, coquetos, divertidos, curiosos, pensativos,
no pueden eludir la atracción del objetivo y marcan su pose espontánea.
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