Atabiados con sendos antifaces photoshoficos para preservar su identidad. Ahí estaba la archiconvencional y típica- tópica
pareja de paseo de domingo tarde en el Retiro. A pesar de la espectacularidad de las proporciones de ella, el perrazo, el cuerpo carrozado de él y sus añadidos de piernas que ríete de las botas de 7 leguas del gato con ellas...se fundían en el paisaje de paseantes madrileños cocidos por los rigores de los estertores del verano 2009, sin destacar gran cosa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario