Burro grande, ande o no ande

Ni es pequeño, ni peludo, ni suave ni tan blando por fuera que mucho menos se diría que es todo de algodón. Para los que estáis fuera de Madrid, que sepáis que nos han aparcado (sin tarjeta alguna de residente) enfrente de la magnífica puerta de Atocha, tremendo pollino al estilo del toro de Osborne...y pensar que el otro día me calzaron 63 euros por ir a 96 kms/h en una limitación de 90 en la M-30

¿GripeA, yo?, ¡Nunca!

Paseando por el Rastro con 35 grados picando en el cogote, como debe ser una mañana de Rastro que se precie, me encuentro un puesto que vende este práctico yelmo para las cruzadas y diversos modelos de máscara antiguerra química que me recuerdan, con risa, las medidas antigripeA que tenemos esta temporada en los curros (clinex, desinfectante de manos, toser en el codo y no besarse -así com así-).

Ars longa vita brevis

En julio de 2009 aparece en casa de mis padres este grupo escultórico que, en un principio, me pareció una replica de alguna obra ultramoderna de esas que exhiben en el MoMa de Nueva York o así y que luego, acabó cobrando muchísimo más valor cuando me explicaron que era la interpretación de las edades del hombre que hacía mi sobrina Julia en su clase de cerámica. ¡Soberbia la síntesis de la figura en plenitud!, ¡los pelos de punta en la mirada a la izquierda que inclina el gesto de la madurez!, ¡definitiva la breve pose yacente del ocaso!.

Espejismos urbanos

Cuando salgo hacia Miraflores por la Castellana hay un anuncio de Calsberg que siempre que lo veo, al modo de Don Quijote con los molinos y los gigantes, la botella se transforma en cuerpo de mujer, los pulgares de las manazas hacen de hombros (bastante rotundos, por cierto) y el texto reclama sólo una cabeza (en vez de cerveza) que merece esta botella.
¡Juro que no voy fumado a montar en bici!

Peor el remedio que la enfermedad

¿Qué es mejor?: lucir un honesto roto en la rodilla, codo, o donde sea, producto de fortuito accidente o parchearlo deliberadamente con tan estúpida leyenda.

Por favor, que a este zafio
no se encargue mi epitafio

Quantum of solace en la Plaza Mayor

Siempre que cruzo la Plaza Mayor me llama la atención la cantidad de gente que se tumba allí en actitud playera. Imagino que están convencidos de que bajo los adoquines está la arena. Por mi parte he perdido la fe o más bien, no tengo la espalda para farolillos.

A PRUEBA DE BOMBA

En agosto del 74, Cullera, 200 grados a la sombra desde que salía el sol hasta el ocaso y por la noche también, mi padre me regaló un genuino reloj ASEIKÓN que a las 11:05 ó a las 12:55, se transformaba en un SEIKO...Pues Seiko ó Aseikón, 35 años después, todavía funciona el marikón.

La mala baba

Entre la calle Toledo y la calle Atocha me encuentro estas dos pintadas que, aunque de distinta caligrafía, las traigo unidas por los lazos de la mala sangre de sus autores y porque por azar de la "mala follá" riman. Estuve buscando un rato (sin encontralo) al poeta del tercer verso, algo así como: "y la vida me salió rana".

Luces de la tarde

Esta foto-trampa, es la mezcla de la despedida de la tarde con el sol en la corteza del árbol un día de mayo y la misma forma de dar los últimos coletazos a su jornada laboral (el astro rey, claro) en la piel de esta chica que se cruzaba en mi camino ayer, 10 de septiembre de 2009. En cuanto vi a la moza, me acordé del árbol...estoy chocheando.

La ¿extraña? pareja

Atabiados con sendos antifaces photoshoficos para preservar su identidad. Ahí estaba la archiconvencional y típica- tópica pareja de paseo de domingo tarde en el Retiro. A pesar de la espectacularidad de las proporciones de ella, el perrazo, el cuerpo carrozado de él y sus añadidos de piernas que ríete de las botas de 7 leguas del gato con ellas...se fundían en el paisaje de paseantes madrileños cocidos por los rigores de los estertores del verano 2009, sin destacar gran cosa.

¡No veo na'!

La vidente es clavada al invidente Ray Charles y no le hinca el diente ni a un mísero cliente (la de la careta es un gancho de la que preservo su identidad). Perdón por tanto "iente"y este humor de morondanga pero esta tarde estoy debatiéndome entre el dolce far niente (no hacer ni el huevo) y lo contrario.

Luces y sombras en la mesa bajo la ventana

Este rincón de la casa se está convirtiendo en mi favorito al sorprenderme siempre lo que hace la luz de verano que se cuela por la ventana. El otro día se reflejaba sobre el vaso de cristal proyectando unos haces en la pared que parecía que venían del movimiento del ciclista. Ahora se antoja que el corredor atraviesa una etapa africana con jirafa y grandes plantas incluidas.

La bella tatuajista de Yasmin-Hammamet

Una grágil y guapísima tunecina esperaba paciente a que picasen los tatuaje-clientes mientras yo, huído de las compras, trataba de archivarla en mi tarjeta Sd, sin que el relámpago del flash me delatara, con lo que sólo conseguí una movídisima imagen que me sirve de modelo a distancia para ensayar bocetos variando el gesto a capricho.

Gorra, gorrina, gorra

El día mecionado de la última gran nevada de Madrid, este funcionario, a falta de toalla, tiró la gorra por no poder asumir el compromiso de "limpio y verde". Después de las primeras emociones blancas, con el tráfico la nieve se convierte en grasuza negra, fría y resbaladiza bajo el impeninable atasco.

Un vistazo hacia atrás

En el año 91, cámara reflex en mano (con el interrogante de que saldría en el revelado) y sin photoshops ni gaitas, hice en la entonces no rehabilitada buhardilla de mi hermano, la composición: "Concierto suspendido", después colgué todo tipo de objetos en el techo con hilos de nylon. Luego se me pasó.

Lo que ni el viento se llevó

Esta Vivien Leigh aguantaba bella y desafiante pegada a la pared de una casa de okupas próxima a Cascorro a pesar del carácter duro y cambiante de la intemperie. El dibujo se ha impregnado de la rocosidad de Scarlett O'Hara y de lo correoso de los que habitan estos pisos ex iure caretum