El contraluz ciega mis ojos, pero no lo suficiente para poder leer esta escabrosa recomendación para el sector bancario en la base de vuelo sin motor más famosa de Madrid.
Yo vivía detrás de Capitanía General y para ir al Colegio (ahora Colegio del Arzobispado) tenía que cruzar el viaducto todos los días cuatro veces. Cuando había corrillo en la barandilla, era que había fiambre abajo. Era sobrecogedor.
¡Inocente criatura! Esto no es Japón ni el Reino Unido. Aquí no hay dignidad para suicidios ni dimisiones.
ResponderEliminarEllo es cierto (que decís vosotros), ya miré abajo y no había ni un cuerpo en la calle Segovia
ResponderEliminarYo vivía detrás de Capitanía General y para ir al Colegio (ahora Colegio del Arzobispado) tenía que cruzar el viaducto todos los días cuatro veces. Cuando había corrillo en la barandilla, era que había fiambre abajo. Era sobrecogedor.
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