El año pasado, el villano pasaba sus veranos madrileños cogiendo color a golpe de aceite y banco del parque. Pendiente de la recuperación económica, la villana atisba serena el tráfico nervioso de Atocha muy cerca de las cañas y los bocatas de calamares del Brillante para celebrar el cobro de la paga que no se va a hacer esperar más allá del día 30 de junio, coincidiendo con el Debate sobre el estado de la nación.
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