Reflejos a la carta
Cruzo el Paseo de las Delicias desde el Ave hacia Santa María de la Cabeza y mirando el reflejo de la cubierta del Reina Sofía, como el que busca en los canales de la tele, me entra prisa por subir las escaleras y darme un chapuzón en la piscina solitaria de primeras horas de una mañana de agosto que han puesto hoy allí el espejo y mi cerebro.
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