Ocio mal llevado
El suelo del Albayzín está pulido y húmedo, bajo con mi paso rápido tirando a desquiciado pero con los ojos clavados en el piso por si acaso, levanto un instante la cabeza para estirar el cuello y me encuentro al hombre del paso de cebra que pisa con garbo ajeno a la pinta de Tarzán de Parla que le otorga el tanga de leopardo blanco que le ha confeccionado algún laborioso ocioso.
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