Subiendo por Embajadores hacia Cascorro, me topo con una impactante técnica mixta de los accidentes fortuitos de la fachada y pintura. No sé si es un Jonás mozo, tragado por un arenque amarillo y algo punk, o un chaval disfrazado de contenedor de reciclaje, o dos seres que, conociendo que
el pez grande se come al chico, por sus caras no están seguros al 100% de quién es el chico. Sea lo que sea me gusta y ese cara piedra me resulta familiar.
¿No será un niño con verdugo? No de los que matan para vivir (¡qué paradoja!), sino de los que usaban nuestras madres para torturarnos en días de frío, "no vayas a coger frío en la garganta". No sé si eran peores los de lana, que picaban, o los sintéticos que daban chispazo de tanto frotar...
ResponderEliminarEl pez grande se come al chico, y así el pobre al rico
ResponderEliminarY el cerdo se coge, se le da piñones, castañas y bellotas y nos da jamones...¿pero a dónde vamos con esta merienda de negros?
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